viernes, 20 de febrero de 2009

Típico español

Hoy hemos hecho una de las tonterías que no se deben hacer cuando estás en un país extranjero. Hemos ido a cenar a un restaurante español..., de tapas. ¿Qué sentido tiene ir a un restaurante español, en EEUU cuando puedes intentar ir a cenar algo distinto?.... Hay una razón de peso, teníamos un vale de “tapa gratis”, así somos los españoles ¡gratis!, ¡gratis!...¡vamos!.

Este restaurante, se encuentra en la calle Santa Mónica (creo), hemos llegado sin problemas..., bueno... justo antes de llegar había como 5 coches de policía, una ambulancia y un tío tirado en el suelo, no sabemos que ha debido de pasar, pero mejor ¡no saberlo!.

Entramos en el restaurante, muy bien decorado, con música española que pasaba de Chambao a Andy y Lucas ¡fijaos que mix!. Se acerca un camarero muy educado, nos trae la carta, en español (no muy raro aquí), miramos la carta, precios ligeramente altos pero bueno, serán buenas raciones, elegimos, y antes de pedir, enseñamos ya lo de tapa gratis... por si acaso...no vaya a ser que no valga. El camarero nos dice educadamente que se lo recordemos al final.

Entre otras tapas nos pedimos, pan con tomate, jamón serrano de 12 años (eso es lo que ponía) y queso manchego, me centro en estas tapas por lo siguiente. El pan con tomate, eran 4 trozos de baguette fina con una gota de tomate que es lo que cabía, el jamón de 12 años, eran 4 lonchas contadas del típico jamón chungo envasado al vacío (por eso era de 12 años supongo) y el queso manchego eran otras 4 lonchas finas cual canto de folio. Nuestra cara era un poema, menos mal que habíamos pedido otras 3 tapas más, pero claro a 15 dólares la tapita... Finalmente pagamos la elevada cuenta, con una ligera mala gana, y decidimos olvidarnos de la gran cagada que habíamos hecho con una cervecita.

Fuimos a un bar, no me acuerdo del nombre, bastante chulo en Sunset Boulevard, pero un poco lejos de nuestra casa. La música estaba tan alta, que apenas podíamos hablar y entendernos, así que era un poco surrealista ver a 4 tipos, que al final no habían pedido nada de alcohol, porque a uno no le apetecía, otro nunca toma, otro conducía, y el otro tenía todavía el bolsillo temblando, allí sentados casi sin apenas hablar. De todas formas hay tipos muy curiosos, como uno que teníamos al lado, que estaba solo y con todos sus huevos, se saca un mp3, se pone los cascos y a escuchar su música no sé como debieron acabar sus tímpanos. A los 20 minutos de que nos pitaran los oídos a nosotros, decidimos que era hora de que cada mochuelo estuviera en su olivo. Nos dirigimos al coche y a que no sabéis qué... Como habíamos aparcado en una zona donde hasta las 24 no se pagaba, y eran las 24:15, teníamos una maravillosa recetita de la policía de tráfico de Los Ángeles de 38 dólares, por lo menos no se nos lo llevó la grúa que hubieran sido 400. Madre mía que noche de gasto, ¡hay veces que es mejor no salir de casa!

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